Una vez más, Costa Gavras ataca una forma de totalitarismo, esta es ya pasada, ya que se trata del nazismo. El director lo presenta en sus dimensiones más individuales, y con sus consecuencias en el presente. Como una mala yerba que no se puede erradicar y sigue haciendo daño. La cinta se hizo Ganadora del Oso de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de Berlín.
Ficha IMDb
Costa Gavras se dio a conocer del público europeo en 1968 con su cinta Z, donde atacaba a los militares griegos. Años después, en L’Aveu (1970) se interesó a las grandes purgas y los juicios trucados de la Checoslovaquia comunista en 1951 Se le acusó entonces de ser una veleta, dando golpes una vez a la derecha, una vez a la izquierda. Siguió con los grupos Tupamaros de Uruguay en Etat de Siège (1972) y con golpe de estado en Chile con Missing (1982). En esta cinta dejó a sus actores amigos como Yves Montand para empezar a trabajar con actores estadounidenses. Después seguirán Mad City (1997) y Amen (2002), acusación directa al Vaticano por su apoyo implícito al Holocausto nazi. La mayoría de las cintas de Gavras están acompañadas por la música de otro griego exiliado Mikis Theodorakis.
En Music Box, Gavras pone en evidencia las atrocidades que se cometieron bajo influencia de la ideología nazi.No se trata de uno de estos, desagraciadamente numerosos en todos los países, grupos de neonazis. Se trata de un hombre aparente normal, un abuelo estadounidense, que inmigró de Europa Central al final de la guerra. Se instaló, trabajó, educó a sus hijos con buenos valores y, sobre todo, con el sentimiento profundo de ser estadounidenses. Claro, todos los miembros de la familia tienen presentes sus orígenes, como lo muestra la primera escena, de una fiesta, donde todos bailan danzas tradicionales con mucha alegría.
Anne Talbot (Jessica Lange) es una abocada reconocida en Chicago. Divorciada, sigue en buenos términos con su ex esposo Dean (Ned Schmidtke) y su ex suegro Harry (Donald Moffat) Su hijo.Mickey (Lukas Haas), de unos diez años, pasa mucho tiempo con su abuelo, Mike Lazlo (Armin Mueller Stahl). Este le enseña en particular la importancia de tener una mente sana en un cuerpo sano y juntos hacen series de lagartijas.
Un día, Mike Lazlo recibe una convocación: el gobierno húngaro pide su extradición para enjuiciarlo por crímenes durante la guerra. El asunto está ahora en manos de Jack Burke (Frederic Forrest), encargado de Asuntos Especiales.
Lazlo le pide a su hija que sea su abogada, lo que ella acepta a pesar de los consejos de su ex esposo. El argumento de defensa será que se trata simplemente de un error de identidad. Además Lazlo insiste en que el gobierno comunista húngaro esta resentido con él porque impidió la presentación en Estados Unidos de un grupo nacional de danza. En estos años, antes de 1990, Hungría esta todavía bajo la influencia comunista de la Unión Soviética.
En una narración clara, lineal, Gavras nos lleva de la mano para descubrir poco a poco, al mismo tiempo que lo hace su protagonista, los horrores contra los judíos de Budapest durante los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. Estos horrores fueron perpetrados por un grupo llamado Flechas Cruzadas.
Los sobrevivientes se presentan y sus testimonios concuerdan: la forma en que se mató a los judíos a las orillas del Danubio, de dos en dos para ahorrar las balas, y como los gendarmes húngaros aventaban los cuerpos a las aguas. Todos recuerdan al hombre con una cicatriz en la mejilla que dirigía asesinatos, violaciones, torturas .Y todos mencionan a su amigo Michka que disfrutaba tanto , sobre todo con su juego de la bayoneta plantada en el piso y encima de la cual obligaba a sus víctimas a hacer lagartijas.
La cinta avanza como cualquier cinta gringa de juicios: testimonios, contra testimonios, artífices legales, autentificación o no de los documentos de identificación, desacreditación de los testigos….
Hasta el momento en que se menciona un testigo en Budapest. Abogados y juez se desplazan hasta allá. El testigo es poco confiable, pero Anne decide aprovechar para ir a visitar a la hermana de Tibor Zoldan, quien estuvo recibiendo regularmente dinero de Mike, antes de morir en un extraño accidente automovilístico. Y ahí descubre la verdad sobre su padre. Una verdad que el director no preparó paulatinamente a imaginar.
La fuerza de la cinta reside en eso, enseñar los estragos sobre los individuos de las acciones de los padres. ¿Cómo puede uno aceptar que la persona que uno ama, que ha sido toda la vida un ejemplo de valores de trabajo, de respeto, haya sido un monstruo? ¿Cómo conciliar un afecto personal con una condenación moral?
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