Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Tuesday, July 1, 2014

Quai d'Orsay (Bertrand Tavernier, 2012) – 7/10

Quay d'Orsay es la ubicación de las oficinas de la secretaria de relaciones exteriores de Francia. La historia, adaptada de un novela gráfica cuenta los primeros meses de trabajo en esta dependencia de un joven ejecutivo, encargado del “lenguaje”. Una sátira divertidísima de los hábitos y ridiculeces de los más altos niveles de la política francesa, sus intelectualismos y soberbias. Con un equipo muy eficiente de actores, liderado por un Thierry Lhermitte de lo más creíble en ministro. 

Ficha IMDb

Tavernier ya mostró su eficiencia como denunciante de las disfunciones del sistema político. Lo hizo en L‘horloger de Saint Paul, (1974) denunciando los abusos de las milicias paramilitares en las fábricas, adaptando y modernizando u a novela de Simenon. Lo volvió a hacer en L 627 (1992) con un personaje de policía de la brigada anti narcóticos en Paris.Vuelve a la adaptación con la novela gráfica de Christophe Blain et Abel Lanzac . Esta vez, se trata de una comedia. 

Seguimos al joven. Arthur Vlaminck ( Raphaël Personnaz) , recién egresado de l’ENA, Escuela Nacional de Administración, cuna de todos los dirigentes, administradores de grandes empresas o de servicios públicos, hasta ministros o presidentes de la república. 

Llega al ministerio de Asuntos Exteriores, donde el ministro Alexandre Taillard de Worms (Thierry Lhermitte), con nombre aristocrático, lo contrata él mismo. Es de lo más conocido que la diplomacia es lo que sobra de la nobleza y la distinción, de la elite intelectual de un país, muy eficientes para exportar la deseada imagen de altura . 

La misión que se le encarga al joven es … el lenguaje. Forma moderna de decir que le va a escribir los discursos al ministro. Porque se sabe que esto requiere talento y artificio, que es ahora demasiado difícil para que un ministro, diputado o presidente lo haga personalmente. 

El pobre e inocente Arthur, se va a perder en los pasillos, pisos, oficinas y recovecos del Quai d’Orsay, va a conocer figuras inolvidables, gente eficiente, gente inútil, gente decorativa, gente conocedora. 

Va a escuchar cumplidos, criticas, mentiras. Va a aprender que no hay que confiar en nadie, absolutamente nadie, ni siquiera en el jefe (ministro) y sus inspiraciones geniales, porque cambia de idea tan seguido como de camisa. Ningún texto le agrada al gran hombre, nunca. Convencido de su genialidad, nunca escucha a nadie. Solamente disfruta de sus propias declaraciones 

Lenguaje, palabras, fraseología, discurso. Lenguaje vacío pero bien articulado. En tres partes de preferencia, como el lema de Francia. Ideas retoricas, inspiradas por los pensamientos de Heráclito y sus sentencias, que anuncian cada parte de la cinta. 

Inercia tecnócrata, pequeñeces humanas, envidias, trampas, lentitudes y urgencias. Pánicos inútiles, o grandes crisis mundiales. El ministro tiene sentencias para todo. Habla, discurre. Su “chef de cabinet”, Maupas (Niels Arestrup), impasible, tranquilo, eficiente, actúa o remedia cada situación. Parece un gato enorme, cansado, hastiado. Pero sigue siendo el solucionador de todas las crisis. Y salvador del equilibrio y de la paz mundiales, quienes, como todos lo saben, dependen de cualquier ínfimo detalle para derrumbarse.

Efectos cómicos básicos como la repetición de la escena de las hojas que vuelan cada vez que el ministro azota la puerta. O la escena desopilante del marcador Stabilo con el cual el ministro recalca en los libros las oraciones que podrá utilizar en sus discursos, los grandes pensamientos que lo inspiran. La importancia de un libro se puede medir por la proporción de amarillo en sus páginas. Pero para eso el pensador necesita cierta calidad de Stabilo. No cualquiera brilla bastante pero no demasiado, sin mojar la hoja,…. Delirio verbal y lirismo del hombre que “stabilota” 

Cualquier parecido con un Ministro de Asuntos Exteriores real, como por ejemplo Dominique de Villepin, ministro del Presidente Chirac, es totalmente casual e involuntaria. Pero todos los parecidos con la lentitud, la ineficiencia, la vacuidad de las declaraciones ministeriales son totalmente verídicos. Y probablemente no se limiten a Francia. 

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