Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, July 23, 2014

L’Africain (Philippe de Broca, 1982) – 5/10

Quiere ser a la vez película de aventuras y comedia romántica, poner juntos dos grandes actores, contar la historia de una pareja que se sigue queriendo aunque no lo admitan. Y por encimas, hablar de lo que todavía no se llamaba ecología. El resultado es agradable de ver pero tan previsible. 

Ficha IMDb

Un francés cincuentón, Victor (Philippe Noiret) investigador biólogo cansado de las preocupaciones meramente comerciales del mundo civilizado vive en un lejano país de áfrica central. Convive con una hermosa joven africana, Joséphine (Vivian Reed) dotada de una maravillosa voz y de algunos niños de distintos padres. Su casa y negocio de miscelánea es un barco, que Joséphine atiende, mientras él hace de avión taxi al servicio del director de la Reserva natural, Patterson (Jacques François)) un inglés que aprecia las ostras y las cenas en smoking. 

Esta apacible vida va a ser pronto perturbada por la muerte de unos elefantes, señal que los contrabandistas de marfil empiezan a actuar. La segunda perturbación es la llegada de una bella dama, Charlotte (Catherine Deneuve), con su asistente  Paul Planchet (Jean François Balmer) con un proyecto turístico: el Club Méditerránee quiere implantar un hotel a la orilla del Lago Guillaume y llegar a sus “gentils membres” a visitar a los pigmeos. 

Resulta, para sorpresa de los dos, que la hermosa dama es la ex esposa, pero todavía no completamente divorciada, de Victor. 

Sin descansar un momento, Philippe de Broca nos lleva a través de la historia de amor terminado pero que resucita de sus cenizas y se vive a golpe de peleas, a través el conflicto entre modernidad turística y naturalidad, y a través del problema de los contrabandistas de marfil, dirigidos por el abominable Aristote Poulakis (Jean Benquiqui). 

Todas las etapas son muy previsibles para cada uno de los hilos narrativos. La trama policiaca es bastante simplona, y las ideas de protección de la naturaleza y las poblaciones autóctonas muy superficiales. La visión de África es, aunque no lo quiera, muy primaria y turística, con grandes paisajes vistos desde el avión, acompañados de música sinfónica. 

Quedan un equipo de actores sensacionales, aunque fieles a sus propios estereotipos: Philippe Noiret es un coloso de carácter irascible (la destrucción del aeropuerto, edificio principal y torre de control, o sea una cabaña de madera y una casita arriba de un poste) y voz tierna. Catherine Deneuve es la elegante europea, capaz de aguantar horas de caminatas, hablar el idioma de los pigmeos, y curar cualquier herida en medio de la jungla. Jean Benquiqui es un malo repugnante, codicioso, libidinoso y cruel... Jean Francois Balmer es el joven burócrata, enamorado torpe, incomodo lejos de su confort parisino, pero capaz de encontrar soluciones prácticas en medio de ninguna parte. 

Los diálogos van igual de rápido que la acción y algunos son bastante divertidos. 

Clásica comedia popular. No más.

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