De I Confess de Hitchcock a la película actual, de 1952 a 1989, varias historias, la ficticia, la real de antes, y la real de ahora, unidas por el mismo tema: el secreto de la confesión. Lepage pasa con fluidez y habilidad de una a otra, manejando el suspense sobre una identidad, jugando con el tiempo y los espacios.
Confesable ficha IMDb
Pierre Lamontagne (Lothaire Bluteau) vuelve en 1989 a su ciudad natal, Quebec. Acaba de pasar tres años en China para estudiar caligrafía. Su regreso es motivado sobre todo por la muerte de su padre quien, diabético, pasó su últimos años ciego. Curiosamente, su hermano Marc (Patrick Goyette) no aparece. Un amigo de la familia le explica a Pierre que es muy difícil encontrarlo ya que lleva una vida poco regular.
Llegar al departamento familiar le trae a Pierre muchos recuerdos, en particular el año 1952, año en que Hitchcock se instaló en la ciudad para el rodaje de I Confess (Mi pasado me condena). Su madre (Marie Gignac) fue a la Premiere, acompañada de su cuñada, la tia Jeanne d’Arc ( Lynda Beaulieu) y de él, Pierre, en su vientre.
Al mismo tiempo que retoma posesión del departamento familiar, y trata de cubrir con pintura las huellas de los cuadros en la pared, Pierre empieza a trabajar como cantinero en el Château Frontenac, el lujoso hotel de Québec. Una noche que llega un Martini a un cuarto, ve a su hermano saliendo de un cuarto. Lo persigue en los pasillos y escaleras pero no logra alcanzarlo. Vuelve y decide entregar la bebida al ocupante (Jean-Louis Millette) del cuarto de donde salió su hermano. Se trata de un hombre de mediana edad, que dice ser miembro de cuerpo diplomático canadiense en Japón.
Finalmente Pierre encontrará a su hermano en un extraño establecimiento de baños, adonde acuden hombres gays, de todas edades. Y Marc le confesará su angustia y su obsesión con el suicidio de su madre, Rachel (Suzanne Clément), quien se aventó al Saint Laurent cuando él estaba todavía un bebe. ¿Es el suicidio algo hereditario? Su otra obsesión es la identidad de su padre biológico, ya que siempre ha sabido que era adoptado. Pierre promete ayudarlo en su búsqueda.
Esto lleva la película en otro flash back en el año 1952 y a la preparación de la cinta de Hitchcock. Rachel, quien vivía con su hermana (Marie Gignac) y su cuñado (Richard Fréchette), los padres de Pierre, trabajaba en la residencial sacerdotal. Pero un día, ya no quiso ir a trabajar. Estaba embarazada. En el secreto del confesional, dijo al padre Massicotte (Normand Daneau) algo absolutamente horrible.
Perseguida por las miradas y los juicios de la ciudad durante los meses de embarazo, no soportó las tensiones en la familia, las insinuaciones de la tía Jeanne d’Arc, y se suicidó a los pocos días del nacimientos.
Marc lleva a Pierre a conocer su ex esposa, Manon (Anne-Marie Cadieux ) fichera en un bar-motel de los suburbios, y madre del pequeño Moose (Billy Merasty) , diabético. Una noche, el diplomático invita, o mejor dicho suplica a Marc subir a su limosina y allí, le cuenta algo. Después lo lleva a Japón; en el yacusi del hotel de lujo, Marc se suicida.
Meses después, a Pierre que va al hotel Château Frontenac a verlo, acompañado por el niño, el diplomático Massicotte le recomienda tener cuidado con la salud del pequeño: como es sabido, se trata de una enfermedad hereditaria.
En paralelo, en 1952, después de la Premiere de I confess, Hitchcock (Ron Burrage) sale furioso del cine, porque la Iglesia logró que se hicieran cortes en su cinta. Rechaza el coche de su asistente (Kristin Scott Thomas) y toma un taxi. El conductor es el de Pierre, quien sugiere al director una idea para una película de suspenso: un matrimonio infeliz porque no podía tener hijos, la mujer se siente menos mujer, siempre está deprimida. Para levantarle el ánimo, llaman a la hermana menor. Pero esposo y cuñada se enamoran, ella se embaraza. Para evitar más sufrimiento a la esposa, inventan que el padre del bebe es un sacerdote, el padre Massicotte, quien tiene que dejar la parroquia. Al ver todo el sufrimiento que había causado, el esposo se negó a ver más, y se volvió ciego. Según Hitchcock, no es una película de suspenso, es una tragedia griega.
Esa es la verdad que el diplomático Massicotte, ex sacerdote, le dio a Marc en la limusina.
“En la ciudad donde nací, el pasado lleva el presente como un niño sobre sus hombres” Así lo hace Pierre con Moose al final de la cinta, lo lleva sobre sus hombros a jugar “al funámbulo” sobre el puente del cual se aventó Rachel. Están deshaciendo el destino y la tragedia. El niño de hoy tiene el apoyo de adulto, de un nuevo padre, la línea familiar se ha reconstruido. Inclusive con la felicidad que se oye en las risas de Moose, y los gritos de las gaviotas.
La película avanza en un constante movimiento de ida y vuelta, muy hábil y flexible. Un movimiento de cámara y un espacio cambia de tiempo. La ciudad tiene así ciertos puntos de correspondencia entre 1989 y 1952. La iglesia, sobre todo, donde se filmó realmente I Confess, donde el personaje interpretado por Montgomery Clift recibe la confession del asesino, donde el Padre Massicotte recibe la confesión de Rachel, donde Marc es bautizado.
El Château Frontenac fue el lugar del casting para I Confess, al cual la tía Jeanne d’Arc llevó a su hija, sin éxito. Ahí trabaja Pierre. Ahí, va Marc a sus encuentros con Massicotte, Ahí se hará la revelación de la verdad a Pierre.
El departamento familiar, donde se focalizaron los dramas, de la pareja estéril, delos amantes, las peleas, los gritos, es retomado por Pierre, quien trata de borrar las huellas que los cuadros dejaron en la pared. Para eso, necesitará aplicar varias capas de diferentes colores, todos muy brillantes, verde, azul, rojo, como la sangre, amarillo. Las sombras de los marcos no desaparecerán antes de que la verdad se sepa. Entonces, las paredes serán lisas, como las del hotel y como los pisos de tatami, cuando Massicotte lleva a Marc a Japón.
La cinta es también un homenaje a Hitchcock. Algunas tomas de I Confess están directamente incluidas en la historia actual, en momentos en que podrían muy bien ser parte de esta. Pero Lepage copia también al maestro del suspenso: filma a su ciudad como lo hizo Hitchcock, mismos encuadres, mismas tomas en picada y contrapicada, mismas escaleras y pasillos. Hasta el agua que se lleva la sangre, perdón la pintura roja, como en Psycho. Misma oposición entre espacios públicos, la nave de la iglesia, la sala de cine, los pasillos del hotel, el bar donde trabaja Manon, y los espacios cerrados, confesional, dentro mismo de la iglesia (y confesión durante la misa con el lento regreso de Rachel a la banca familiar, bajo las miradas y murmullos de los fieles), cuarto de hotel, interior de la limusina, cuartos privados del establecimientos de baños, cabina para servicio especial a ciertos clientes del bar…. Hasta Lothaire Bluteau se parece a Anthony Perkins con su silueta alta, su cara delgada y su mirada interrogativa.
Y sobre todo, misma disimulación de la verdad: Rachel le confiesa la verdad al joven Padre Massicotte en el confesional, no lo vemos. Massicotte diplomático le repite el secreto a Marc en el coche. No lo vemos. La limusina es otro confesional, lugar cerrado y pequeño, donde caben solo dos personas. Como el criminal le confesaba a Montgomery Clift.
En las dos historias, la ficticia de Hitchcock, y la “real” de Rachel, un sacerdote fue condenado por preservar el secreto de la confesión. Porque, entonces, el poder de la Iglesia sobre las conciencias era enorme, al punto de llevar vidas enteras a la desgracia.
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