Auge, gloria y caída una mujer en la Resistencia. Traicionada por el amor. No es una cinta documental ni adaptación del cuento homónimo de Colette. Es una adaptación libre de la vida de Mathilde Carré (1908-2007) quien trabajó para diversos servicios de « inteligencia » y fue responsable de varios arrestos por traición.
Ficha IMDb
Cuando su esposo se mata cayendo por la ventana al ser descubierto por una brigada alemana anti radio, Suzanne Ménessier, llamada Cora (Françoise Arnoul) toma naturalmente su lugar y lleva al jefe de la sección, Debrun (Bernard Blier) su dispositivo de radio, diseñado por su esposo. Es tan ingenioso que cabe en una lámpara de bolsillo.
Y en forma igualmente natural, le será confiada inmediatamente una misión. Se encontrará con el agente Henri (André Versini) en un café. Este le pide acompañarlo a Seldon, en los suburbios de Paris, donde robará los planos de unos cohetes alemanes para mandarlos a Inglaterra. La misión de Cora es simplemente vigilar. Al llegar a la estación de Seldon, un oficial alemán (Kurt Meisel) lleva a Cora para interrogarla y registrarla. Sus miradas, sus amenazas veladas y sus acercamientos y sus manoseos lo ubican inmediatamente en la categoría de abominable aprovechador de mujeres guapas. O de ocupante abusivo, que usa su poder político y militar para satisfacer sus abominables pulsiones bajas.
Las repetidas tomas al reloj colgado en la pared nos recuerdan que el tiempo corre y que el robo debe hacerse a las cuatro en punto, ventana de tiempo en que el guardia será inmovilizado por un cómplice.
Cora logra finalmente salir mientras Henry sigue en la oficina de la estación. Naturalmente, ella toma su lugar, vuela la caja fuerte y roba los planos. Primera misión, primer éxito.
Al volver al café para la noche de Navidad, se topa con un habituado, un periodista suizo muy seductor, Bernard Meuser (Harald Wolff) .Y sigue lo que se esperaba, se enamoran. Pero él es alemán, amigo cercano del malo de la estación, quien le encomienda la misión de hacerse reclutar en la sección de resistentes de la que ahora está identificada como “la chatte”, (la gata) por su cara triangular y sus magníficos ojos. A pesar de que Debrun no acepta, Bernard participa en la recepción del avión ingles que viene a recoger los restos del cohete alemán, y avisa a sus superiores. Lo siguiente es muy poco sorpresivo.
Por amor, el falso Meuzel decide denunciar a los miembros de la sección, para que Cora pueda escapar. La hacen pasar frente a sus compañeros. Todos piensan que ella denunció. Será castigada.
La película contiene bastantes incoherencias en su narración, ubicaciones que se contradicen, situaciones muy poco probables en el contexto de la Resistencia: una confianza excesiva entre los agentes de la sección y de estos hacia el exterior. El exceso en el carácter repulsivo del oficial alemán, la debilidad de Bernard y la pobreza de juicio de Cora hacen esta historia bastante ridícula.
Tal vez el único momento interesante sea cuando Debrun manda los planos, reducidos a tal diminuta escala, con la técnica del micropunto, que puede insertar la fotografía del cohete en un signo de puntuación en una carta manuscrita. ¿De verdad se sabía hacer eso en la Segunda Guerra Mundial? ¿Un simple jefe de sesión tenía acceso a tal tecnología?
Las decoraciones interiores son tan neutrales, que podrían servir para cualquier película, de cualquier género. Una voz off da explicaciones y comentarios, para que el espectador entienda bien todo.
Efectos de grandes sombras sobre las paredes. Efectos de luces brillantes sobre los troncos de árboles en la noche. Efectos de música de silbato para indicar al espectador que algo peligroso se está acercando. Luces insistentes sobre la cara del oficial alemán, loco, histérico, casi obsceno. Loco de poder, de deseo. Para que se entienda bien que los alemanes son odiosos.
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