Seguramente la mejor adaptación a la extraordinaria novela de François Mauriac. Con unos actores perfectos, Emmanuelle Riva y Philippe Noiret. En un respecto casi total a las intenciones de la novela. Una gran cinta, muy superior a la última, de Miller, demasiado fácil y simplificada.
Ficha IMDb
Filmada en blanco y negro, la cinta no pone colores en la vida de Thérèse Desqueyroux, ni en su carácter o sus intenciones El personaje, como todos los personajes femeninos del Premio Nobel de Literatura 1952, originario del Sur Oeste de Francia, es preso de un malestar, un vacío en su existencia, una falta de amor y esperanza, que le impiden ver lo bueno de la vida y lo obligan a buscar más allá lo que no encuentra en lo diario.
La cinta de Franju, a la diferencia de la de Miller, respecta la estructura de la novela. Empieza con la salida de Thérèse del tribunal, después de que fue pronunciado en sobreseimiento. Su abogado: Maître Duros (Jacques Monod ) y su padre (Lucien Nat) se felicitan de la decisión del juez, influenciada por el testimonio del esposo-victima. Se ponen de acuerdo para las acciones ulteriores, destinadas a callar el escándalo lo más rápido posible. Thérèse es llevada al coche en el cual viajará hasta la casa familiar de Argelouse, sola en la noche.
Ella espera que su esposo, Bernard (Philippe Noiret) sabrá, si no entender, al manos escuchar su confesión. El relato que prepara a lo largo de los kilómetros que la separan de él es eso, una confesión, una explicación lo más honesta posible. Una limpieza para que los dos puedan empezar de nuevo. Es un examen de conciencia. Y tal vez llevará a Bernard a perdonar.
Esto permite a Franju trabajar en flash backs, que funcionan como sub historias, aisladas, en pequeñas escenas, cada una con su tonalidad, sus personajes, sus lugares y tiempos.
La mirada de Emmanuel Riva es el eje, un mirada intensa, que la cámara encuadra con paciencia, dándole el tiempo de cambiar, de caer de la felicidad a la interrogación, de la negación a la tristeza o la decisión violenta.
Los flash back están acompañados por la voz en off de la actriz esta voz tan particular que le dio su primer trabajo importante en Hiroshima mon amour ( Resnais – 1959), película también centrada sobre el trabajo de la memoria. Esta voz es sorda, calmada y a veces se hace cortante sobre algunas silabas, señal de un distanciamiento repentino.
Los flash backs permiten reconstruir lo que fue importante en la vida de Thérèse, soltera y joven esposa: su gran amistad con Anne de Latrave (Édith Scob), media hermana de Bernard, y la historia de amor apasionado de esta con Jean Azevedo (Sami Frey). Amor inaceptable para la familia ya que este joven, además de ser de una familia judía, no tiene muy buena salud. La familia le encargará a Thérèse, entonces embarazada, la misión de hablar con el joven para que renuncie a lo que piensan ser intenciones de matrimonio. Pero Jean no quiere casarse, solo quiso darse y darle a Anne un verano hermoso de placer. Su vida está en Paris, con intelectuales. Con eso se profundiza el malestar de Thérèse : su amiga la razonable conoció fuera del matrimonio el placer físico que ella misma nunca encontró, a pesar de “portarse bien” y ser moralmente irreprochable. Y su segundo sueño, la vida intelectual y artista de Paris, es inalcanzable.
A partir de eso, su esposo se vuelve el símbolo de la vida limitada de la región, de los bosques, del campo, de la caza, del dinero. Y Thérèse se deja llevar sin pensarlo mucho, a envenenarlo paulatinamente con una dosis, cada vez más fuerte de arsénico. Si él no prestó atención a cuanto tomaba cuando el médico le recetó el tratamiento, ¿porque no seguir con el error? Todo esto es lo que Thérèse quiere explicarle a su esposo después del juicio. Pero la familia ya tomó su decisión: si Thérèse sigue siendo oficialmente miembro de la familia Desqueyroux, y aparecerá en todas las ceremonias públicas, quedará aislada el resto del tiempo. La familia no perdona. Salva del deshonor social, pero no perdona al individuo.
Pero Franju no deja percibir la posibilidad de salvación religiosa que Mauriac plantea al mismo tiempo que se la niega a Thérèse. Las imágenes y el comentario off son muy claros y explícitos durante la misa. El sacerdote es un hombre que hace grandes movimientos con los brazos, nada más. No hay remisión de los pecados.
La elección de Philippe Noiret es muy acertada. Es un Bernard delicado, atento, nada monstruoso. Un hombre a quien se podría amar. Y de esta forma, Franju nos hace evidente que el desajuste esta en Thérèse. Ella es la que no encaja en la familia. Ella es la desadaptada. A pesar de todos sus esfuerzos, no encuentra su lugar en esta sociedad rígida, o en esta época de principio de siglo XX. Decenios más tarde, todo hubiera sido distinto.
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