Sombría historia de llegada a New York, a principios del siglo XX, que se transforma en explotación. Una mujer decidida a todo para alcanzar su sueño y él de su hermana: escapar de su pobre vida y lograr algo en Estados Unidos. El sueño americano cuesta muy caro. Muy buenas interpretaciones, sobre todo de Joaquin Phoenix.
Ficha IMDb
Ellis Island es el lugar mítico de la llegada a New York. Después de días de travesía en condiciones muy difíciles para los más pobres´, todavía había que pasar por los servicios de control de entrada, en particular de salud. Si bien Lady Liberty abría los brazos a los pobres y desamparados del mundo, no lo hacía sin tomar algunas precauciones. Una enfermedad muy difundida a principios de siglo, en particular en Europa Central, era la tuberculosis.
Para curarse, Los ricos europeos iban a hermosos hoteles en los Alpes. Así ismo, los ricos europeos que emigran a Estados Unidos no tenían que pasar por los controles y preguntas de Ellis Island. Lady Liberty sabía que tenían bastante dinero y no serían una carga para ella.
Pero los pobres no tenían esa suerte. Así le pasa a Magda Cybulska ( Angela Sarafyan), no puede sofocar su toz, y la ponen en cuarentena por meses. Mientras, su hermana Ewa (Marion Cotillard) puede tomar el ferri hasta Manhattan. Las dos hermanas llegan de Polonia luego de perder a sus padres. La travesía no fue fácil y Ewa llega al puerto precedida de un reporte por “mala conducta” en el barco. Cosa que sorprende al ver su mirada cándida e inocente. Ella habla ya algo de inglés y puede hacerse entender, lo que le permite pedir ayuda a un hombre, cuando está a punto de ser deportada porque la dirección de sus tíos no existe. Sorprendentemente, este señor muy trajeado se apiada de ella, se entiende con uno de los guardias (tiene dinero) y ofrece a Ewa un lugar para dormir.
El espectador tiene ganas de gritarle a Ewa que no confie, que es demasiado fácil, que no puede ser honesto. Pero la pobre no tiene otra opción y se deja llevar por este Bruno Weiss (Joaquin Phoenix) quien la instala en un cuarto, le ofrece un trabajo de costurera, la introduce con gente que la ayuda.
Con un único objetivo en la mente, recuperar a su hermana y seguir su camino juntas en Estados Unidos, Ewa acepta todo: el papel de bailarina en una revista un poco desvestida, las atenciones de Bruno, las relaciones con hombres. Hay en ella una tenacidad férrea que le da el valor físico y moral de, no solo someterse, sino aceptar, hasta asumir las humillaciones y decidir lo que hace. Porque con eso puede juntar dinero, y también hacer indispensable para Bruno.
La cinta presenta aspectos muy interesantes sobre la vida en las pequeñas calles populosas de Lower East, sobre la complicidad al mismo tiempo que desconfianza entre las chicas de Bruno (ver la escena del baño en común). Estas calles no son tan diferentes de la Pequeña Italia del Padrino. Un ambiente entre familiar y delincuente. Todos conocen a todos, se protegen y se vigilan.
La historia se siente un poco repetitiva. No pasa nada realmente excepcional, hasta que aparece el encantador Emil (Jeremy Renner), el mago Orlando. Es primo de Bruno pero muy diferente. Su abierto interés por Ewa obliga a Bruno a salir de su silencio, y a manifestar sus sentimientos.
Bruno es un ser extraño, todo en apariencias de elegancia, de seguridad. Conoce a todos y todas, tiene contactos donde se necesita. Sabe poner a trabajar las chicas al mismo tiempo que mantiene un ambiente casi de romance con ellas. Con ellas es exigente y suave a la vez. Pero Joaquin Phoenix deja permear una herida interna, su cicatriz es signo de un alma torturada. Sufre en su amor por Ewa, que no supo expresar, sufre por su situación de empresario inmoral. Sufre por todo. Es un sombrío, ser torturado en esencia, como los personajes de las novelas rusas.
Finalmente, Ewa sabrá utilizar estas fuerzas ocultas que son los sentimientos de sus dos hombres y llevarlas a la liberación de su hermana, consiguiendo complicidades en el Hospital de Ellis Island, boletos de tren, dinero, todo para el viaje hacia el interior del país. La última imagen es hermosa en su composición : desde Ellis Island se ve por la ventana la barca en la cual reman Ewa y Magda, en el espejo del armario junto a la ventana, se ve al hombre solo con su amor perdido y la culpabilidad que no se puede quitar de encima.
Es un drama personal; es un drama social sobre la realidad de los maltratos vividos por los inmigrantes; es una pintura documental de Ellis Island y todo lo que conlleva la llegada a la Tierra Prometida en esos años de esperanza.
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