Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, September 18, 2011

Cedar Rapids (Miguel Arteta, 2011) – 3.5/10

Insípida y predecible, Cedar Rapids es el tipo de comedia que solo es aceptable ver cuando uno se encuentra en una construcción sin salidas practicas, como por ejemplo un avión. Ed Helms y, sobre todo, John C. Reilly son generalmente divertidos, Anne Heche siempre causa una impresión y Sigourney Weaver es Sigourney Weaver; pero ni todo su poder combinado logra salvar esta película.

La ficha IMDB

Tim Lippe (Ed Helms) es un tímido vendedor de seguros que siempre queda en segundo lugar para todo. Un suceso desafortunado lo hace el único candidato de su compañía para la convención anual en la región donde el premio mas cotizado es el certificado triple diamante que su compañía ha obtenido tres años seguidos. Una vez ahí, Tim aprenderá mucho acerca de los negocios, la vida y el amor gracias a los deschavetados vendedores de seguros a su alrededor.

Tristemente no hay mucho que decir. Por lo menos 75% de los chistes se ven venir 10 minutos antes de que sucedan, y de los pocos que son inesperados, la mayoría no son graciosos.
Siempre es interesante ver como Hollywood explora el tema de la llegada a la madurez. El inocente Lippe, enfrentado a la cruel realidad, se ve forzado a crecer más en un fin de semana de lo que lo hizo en toda su vida. Pero como sucede generalmente, el director toma la salida fácil y no hay ningún momento realmente valioso desde una perspectiva humana. Por supuesto hubiese sido un error esperar eso; lo que resulta en una cinta que se aproxima más a una pérdida de tiempo que a cualquier otra cosa.

Cedar Rapids es el tipo de comedia llena de situaciones que lo hacen a uno pensar “eso tenía todo para ser gracioso” y sin embargo es apenas, o ni siquiera, divertido.

La gran pregunta es por supuesto, ¿qué demonios estaba pensando Sigourney Weaver cuando firmo el contrato?

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