Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, August 3, 2011

El juego (David Fincher, 1997) – 8.5/10


Un juego angustiante , que deja sin aliento al protagonista y al espectador, llevándolos de lo luminoso a lo oscuro, de la limpio a la suciedad, de la vida a la muerte.

Ficha IMDb

Michael Douglas interpreta a Nicholas Von Orton, 48 años, millonario impecable, como en Wall Street (Oliver Stone-1987) siempre en control. Lo contrario de su hermanito Conrad (Sean Penn), cara oscura de la medalla, quien lo tienta con un extraño regalo para su cumpleaños, un juego. Y, durante casi dos horas, Nicholas y el espectador están arrastrados a mundos cada vez más angustiantes y oscuros, de mentiras dentro de las mentiras.

Casi toda la acción se desarrolla en la noche, con tomas a la vez oscuras y brillantes, de reflejos de los semáforos o los anuncios en los charcos de agua. Con ambientes a veces hitchcokianos : los faros del coche en la carretera a la orilla del mar, la cabaña en el bosque.

Si Nicholas logra finalmente darse cuenta que él es la presa del juego, no se puede zafar. Estamos todo el tiempo con él, creemos lo que él ve, y entendemos o no lo que él entiende o no. No tenemos nunca acceso al lado de los bastidores, de los que jalan los hilos. Adivinamos su presencia, y Nick también, cuando encuentra camisas limpias en la limosina que lo recoge en el aeropuerto, o cuando se da cuando que ya le han dado el objeto que le permite vencer el obstáculo: llave para salir del elevador, manivela para abrir la ventana del coche y salvar se del ahogamiento.Como en los cuentos.

Llevado de la mano por Christine (Deborah Kara Unger), Nick atraviesa los círculos del purgatorio, tal Virgilio con Beatriz, y renace primero en un cementerio mexicano, saliendo de un ataúd sin dinero y con ropas sucias. Llegado ya a lo más bajo de la pobreza, obligado a mendigar, creyendo que todo su dinero ha sido sacado de sus cuentas en Suiza, toma su destino entre sus manos: se quita la corbata y, literalmente, se arma. Escena de resurrección en la luz dorada del sol.

Pero falta la prueba última, después de ver que todos los que han poblado su vida en los últimos días son actores, o sea que su vida era falsa. Le queda matar a su hermano, y morir, por decisión propia. Acto moral de auto-castigo inmediato. Ojo por ojo, diente por diente. Sin las facilidades e indulgencias que podría otorgar un jurado.

La caida desde el techo de un rasca-cielos, muy larga, con cambios de ángulos y de velocidades, se hace eterna. Y totalmente inverosímil. Como en el final de Fight Club (Fincher - 1999), el tiempo cambia de referencias, de significado. La caída es totalmente simbólica. Es un renacimiento (Nótese que Nick esta tres veces a punto de morir: en el agua, en la tierra, en el aire. Tres veces, como en los cuentos . O como los tres días que Cristo pasa en el inframundo antes de resucitar)

En dos ocasiones, puede resultar extraño como reacciona Nick: en la habitación del hotel, cuándo encuentra droga y fotos, trata de borrar las pruebas de lo que se ha hecho. Como si él estuviera culpable. Es decir que se sabe culpable de algo y transfiere su sensación sobre la situación que han montado para él. Y después, en el departamento de la chica, cuando descubre la escenografia inventada para engañarlo, con fotos recortadas de revistas, llaves sin agua y closets vacíos. Podría detener el juego. Pero no lo hace. Algo lo jala a seguir, una necesidad interna.

El tema de la suciedad esta presente a todo lo largo de la película. Este hombre de trajes y camisas impecables vive en una mansión pulcrísima, donde cada objeto o mueble tiene su lugar. Donde vive solo, cenando de la bandeja que le preparó el ama de llaves antes de retirarse. Un cuarto particularmente extraño es la cocina, habitual lugar de desorden y lleno de vida. Casi totalmente oscura, demasiado limpia y ordenada, único lugar donde, una sola vez, habla con alguien de algo que le es profundamente personal: sus padres, sobre todo la frialdad de su padre (suicidado a los 48 años). Y vuelve a estar en una posición de niño preguntando, de niño que no sabe y no entiende los secretos de la familia. De eso habla con el ama de llaves, responsable del orden y la limpieza domesticas.

El hombre perfectamente limpio se va a ver invadido por las manchas. Primero, en el aeropuerto, una pequeña mancha de tinta en su camisa, producida por la pluma que le dieron en CNS, compañía que organiza el “juego". Después, en el restaurante, una gran mancha de tomate en la camisa. De ahí, huyendo con la mesera que le va a servir de guía, Christine, se tiene que aventar a un contenedor de basura de un restaurante. Uno días después, encontrará su querida sala estilo inglés totalmente manchada de graffitis fluorescentes. Finalmente saldrá del ataúd en México con un magnifico traje de lino blanco, completamente sucio y arrugado.

El proceso de ensuciamiento progresivo de la apariencia exterior se da conforme se va haciendo un trabajo de limpieza, o limpia, interior. Es otro de los caminos del purgatorio. Es una forma de entrar en contacto con la vida real, con los sentimientos humanos: atracción hacia Christine y el brassier rojo entrevisto en su oficina después de la caída en el colector de basura. Y asociado a la ducha que Christine quiere tomar en ese momento Pero también cariño y preocupación para el ama de llaves que va a buscar a su pequeña casa independiente, no para pedir ayuda pero simplemente para preguntarle si esta bien.

Después de la fiesta final (en el lujoso Palace Hotel de San Francisco) con caída espectacular a través de la vidriera del techo, y de la revelación de las capas sucesivas de verdad e y de mentiras, el nuevo-nacido Nick toma el riesgo de invitar a Christine: le pregunta su nombre y ella vacila antes de contestar: “Claire”. O sea: “Clara”., el contrario de la oscuridad. Ella justifica su hesitación por el gran número de papeles que ha desempeñado en otros juegos. Y él duda en seguirla. ¿Qué va a encontrar? ¿La verdad? O, en realidad, se estará lanzando al juego de la vida y de las relaciones humanas donde uno nunca sabe por ciencia cierta si esta enfrente de una verdad o una mentira.

Pero toma el riesgo de entrar en el juego de la vida con todas sus dudas.

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