Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, August 3, 2011

El mal ajeno (Oskar Santos, 2010) – 4/10


Un drama hospitalario flojo que se prolonga más allá de lo razonable. Hasta ER o Grace Anatomy son más interesantes. Con un actor protagonista inexpresivo y una música melosa insoportable.

Ficha IMDb

Un doctor totalmente frío e insensible recibe el don de curar por la imposición de las manos. Pero su hija se enferma y él decide sacrificarse para pasar el don a otra persona, que podrá curar a la joven.

El actor principal (Eduardo Noriega, tiene en su repertorio tres expresiones faciales. el grado cero (no expresa nada), la sorpresa, y la sonrisa.

Afortunadamente, las actrices están un poco más hábiles :, Pilar , la ex - esposa enfermera (Cristina Plazas) , Isabel la viuda alcohólica ( Belén Rueda) de Armand (Carlos Leal) , él que se suicidó para pasarle el don al doctor para que este cure a su amante Sara (Angie Cepeda) y embarazada y en coma; y sobre todo la hija adolescente Ainhoa (Clara lago, que sí vale mucho la pena) , la que se muere de una enfermedad fulminante que la cubre de pústulas (¿será la peste?)El padre del doctor, médico también, resulta ser interesante y humano. Pero se muere de repente de un ataque, por metástasis de un cáncer de próstata, que el buen Doctor Sanz hijo no había visto.

La parte inicial de la película, hecha para mostrarnos a que punto el dolor de los pacientes es ajeno al doctor Diego Sanz, es muy corta y no logra resaltar lo inhumano del personaje. Porque finalmente, tratar de no involucrarse es una necesidad para alguien que lidia todos los días con la muerte, y que tiene que seguir haciendo su trabajo. La película no lo muestra tan inhumano. Las terapias de grupo de la Unidad del Dolor (¿utilidad de estas terapias?) están ahí solamente para hacernos entender cuán monstruoso es el doctor, y el medio utilizado es una sesión donde los enfermos terminales tienen que cuantificar su dolor en una escala de 0 a 10. Para uno, es 17. Pero la imagen o la dirección de actores no permiten sentir el horror de tal sufrimiento. Todo queda muy frío.

La película no tiene ritmo, no tiene intensidad. Las escenas se siguen la una a la otra, todas planas. Salvo las intervenciones de la hija, quien le pone algo de vida al asunto, con su frescura y su ingenuidad,

Una coquetería de la fotografía: muchas escenas con un contraste fuerte entre un primer plano muy nítido y un fondo muy borroso, con ruidos confusos poco distintos. ¿Será para decirnos que el doctor, ensimismado y alejado del mundo, no presta atención a lo que pasa en su entorno? Fácil. Estamos lejos del hermoso trabajo del mismo Yosu Inchaustegui en Agora (Amenabar- 2009).

¡Y la música de Fernando Velezquez ¡ Dramática, impositiva, Inoportuna. Molesta. Tratando de subrayar, demasiado, emociones que no se ven en pantalla.

No es una película psicológica que se interese en sus personajes y su evolución. No es una película sobrenatural, o de misterio, o de suspenso . Es una perdida de tiempo.

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