Hay que ser justos con True Grit de los hermanos Coen, es una excelente película. Muy buena dirección, excelentes actuaciones por todos los involucrados, en especial la joven Hailee Steinfeld, excelente fotografía… Pero si se le compara con cualquier película de los hermanos Coen, se vuelve solo una buena película.
La ficha IMDB
Mattie Ross (Hailee Steinfeld) necesita de alguien que se asegure que la muerte de su padre sea castigada. A pesar de las sabias palabras de todos a su alrededor, recomendándole regresar a casa como una buena niña, la joven consigue que el mariscal Cogburn (Jeff Bridges), un hombre con verdadero carácter, busque al culpable. Sin embargo, la joven decide acompañarlo en el camino y demuestra que es ella quien es implacable.
True Grit es un remake de la cinta con John Wayne de 1969 (Hathaway). Ese es quizá el primer problema con la cinta. ¿Por qué necesitan los Coen hacer un remake? No es la primera vez que sucede, The Lady Killers (2004) fue un remake de la cinta del mismo nombre de 1955 (Mackendrick), y si bien es divertida, es también uno de sus esfuerzos menos interesantes. Es difícil pensar que un par de genios como los Coen necesiten basarse en una película del pasado para hacer lo que hacen.
Una vez que está establecido que en una escala Coeniana True Grit no es tan buena, es posible ver los muchos meritos de la cinta. Jeff Bridges es perfecto para el papel del alcohólico Cogburn. Un tipo que no sigue las reglas pero se las arregla para siempre obtener resultados, aunque sea al margen de la ley. Si bien la mitad de los diálogos están perdidos por ser todos murmullos de ebrio, los que se alcanzan a entender son de lo más divertidos y al caso. Matt Damon como el ranger Laboeuf es también divertidísimo. Es la voz de la razón en la mezcla explosiva que son Cogburn y Mattie, pero aun así es un personaje sumamente interesante.
La fotografía de Roger Deakins (A Serious Man, Revolutionary Road, No Country for Old Men) es genial y quizá merecía el Oscar más que el trabajo de Pfister en Inception (Nolan, 2010).
Si bien no hay sorpresas mayores en el desarrollo de la historia, la construcción de los personajes hace que sea imposible distanciarse de lo que sucede, y si bien hubiese sido mas romántico ver a Cogburn terminar con los malosos por sí solo, el final es ciertamente satisfactorio.
La ficha IMDB
Mattie Ross (Hailee Steinfeld) necesita de alguien que se asegure que la muerte de su padre sea castigada. A pesar de las sabias palabras de todos a su alrededor, recomendándole regresar a casa como una buena niña, la joven consigue que el mariscal Cogburn (Jeff Bridges), un hombre con verdadero carácter, busque al culpable. Sin embargo, la joven decide acompañarlo en el camino y demuestra que es ella quien es implacable.
True Grit es un remake de la cinta con John Wayne de 1969 (Hathaway). Ese es quizá el primer problema con la cinta. ¿Por qué necesitan los Coen hacer un remake? No es la primera vez que sucede, The Lady Killers (2004) fue un remake de la cinta del mismo nombre de 1955 (Mackendrick), y si bien es divertida, es también uno de sus esfuerzos menos interesantes. Es difícil pensar que un par de genios como los Coen necesiten basarse en una película del pasado para hacer lo que hacen.
Una vez que está establecido que en una escala Coeniana True Grit no es tan buena, es posible ver los muchos meritos de la cinta. Jeff Bridges es perfecto para el papel del alcohólico Cogburn. Un tipo que no sigue las reglas pero se las arregla para siempre obtener resultados, aunque sea al margen de la ley. Si bien la mitad de los diálogos están perdidos por ser todos murmullos de ebrio, los que se alcanzan a entender son de lo más divertidos y al caso. Matt Damon como el ranger Laboeuf es también divertidísimo. Es la voz de la razón en la mezcla explosiva que son Cogburn y Mattie, pero aun así es un personaje sumamente interesante.
La fotografía de Roger Deakins (A Serious Man, Revolutionary Road, No Country for Old Men) es genial y quizá merecía el Oscar más que el trabajo de Pfister en Inception (Nolan, 2010).
Si bien no hay sorpresas mayores en el desarrollo de la historia, la construcción de los personajes hace que sea imposible distanciarse de lo que sucede, y si bien hubiese sido mas romántico ver a Cogburn terminar con los malosos por sí solo, el final es ciertamente satisfactorio.
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