Un par de nombres pesados de comedia, Will Ferrell y Vince Vaughn, más un tipo bien buena onda, Luke Wilson, no son suficientes para salvar una comedia que carece de guion, aun dentro de estándares para comedias americanas, y de suficientes momentos sorprendentes.
La ficha IMDB
Mitch (Luke Wilson), Frank (Will Ferrell) y Bernard (Vince Vaughn) deciden formar su propia fraternidad a pesar de no haber terminado la universidad años atrás. La casa de Mitch se vuelve así el lugar para alocadas fiestas y…ya, hasta que el maloso decano Gordon Pritchard (Jeremy Piven) decide destruir la fraternidad. Pero no lo consigue porque los muchachos resultan ser más astutos de lo que nadie daba crédito. Aunque eso no lo vemos, eso lo deducimos por ciertas cosas que suceden.
Definitivamente hay gags divertidos en la película, algunos que inclusive pudiesen llegar a “muy divertidos”, pero sorprendentemente Will Ferrell corriendo desnudo no es uno de ellos. Eso precisamente es el problema con Old School, cae con demasiada facilidad en los chistes estúpidos que no son divertidos, porque no hay ningún esfuerzo detrás.
La historia donde el grupo de perdedores debe sobrepasar sus límites para proteger algo que es valioso para ellos, porque les permite seguir haciendo estupideces, es más que conocida. Pero el hecho de que sea una formula no quiere decir necesariamente que sea mala Dodgeball (Thurber, 2004) es un excelente ejemplo de ello. Old School ni siquiera se esfuerza en establecer la progresión del conflicto o definir claramente cual es ni cómo funciona. Las posibilidades de la guerra entre la fraternidad y el decano eran infinitas, y sin embargo nada pasa; y la evolución personal de los personajes ni siquiera existe.
No hay realmente nada que valga la pena recordar.
La ficha IMDB
Mitch (Luke Wilson), Frank (Will Ferrell) y Bernard (Vince Vaughn) deciden formar su propia fraternidad a pesar de no haber terminado la universidad años atrás. La casa de Mitch se vuelve así el lugar para alocadas fiestas y…ya, hasta que el maloso decano Gordon Pritchard (Jeremy Piven) decide destruir la fraternidad. Pero no lo consigue porque los muchachos resultan ser más astutos de lo que nadie daba crédito. Aunque eso no lo vemos, eso lo deducimos por ciertas cosas que suceden.
Definitivamente hay gags divertidos en la película, algunos que inclusive pudiesen llegar a “muy divertidos”, pero sorprendentemente Will Ferrell corriendo desnudo no es uno de ellos. Eso precisamente es el problema con Old School, cae con demasiada facilidad en los chistes estúpidos que no son divertidos, porque no hay ningún esfuerzo detrás.
La historia donde el grupo de perdedores debe sobrepasar sus límites para proteger algo que es valioso para ellos, porque les permite seguir haciendo estupideces, es más que conocida. Pero el hecho de que sea una formula no quiere decir necesariamente que sea mala Dodgeball (Thurber, 2004) es un excelente ejemplo de ello. Old School ni siquiera se esfuerza en establecer la progresión del conflicto o definir claramente cual es ni cómo funciona. Las posibilidades de la guerra entre la fraternidad y el decano eran infinitas, y sin embargo nada pasa; y la evolución personal de los personajes ni siquiera existe.
No hay realmente nada que valga la pena recordar.
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