Toscana será siempre Toscana.
Ficha IMDB
No se puede decir que la película sea mala. Ni buena. Simplemente es muy predecible.
Sabemos desde el principio que Julieta, perdón Sophie (Amanda Seyfried) y su prometido Víctor (Gabriel García-Bernal) están destinados a separarse. Porque suponemos que ella va a encontrar el amor en Verona. También sabemos, porque es una comedia romántica estadounidense, que los que se odian al principio van a terminar enamorados.
La película cae en todos los clichés que están de moda: el susodicho Víctor es un chef que va a abrir su restaurante italiano en Nueva-York; ella es una periodista, graduada de una gran universidad, que sueña con escribir pero no se lanza porque es muy perfeccionista.(eso dice ella) Llega un joven ingles bien educado y estirado, con su abuela (Vanessa Redgrave) que abandonó al amor de su juventud y vuelve a Verona a buscarlo. Obviamente, después de topar con una decena de hombres de su edad que no son el Lorenzo que busca, lo encontrará en el ultimo lugar donde se detendrán antes devolver cada quien a su vida normal. El no la ha olvidado, el es viudo, ella es viuda. Suenen las campanas de matrimonio. Lo joven se separará de su chef que prefiere catar vinos a leer el artículo de su amada. Y en la boda de Claire, después de un quiproquo hecho para mantener el suspenso y hacer suspirar al público, se besaran sobre la hierba.
Todo muy simplón y cursi.
Una idea interesante: el grupo de mujeres que contestan todas las cartas que las mujeres en penas de amor dejan en el muro de la casa de Julieta (la verdadera, la que vivió en Verona). Aunque uno se puede preguntar como logran contestar todas las cartas. Y si no hay hombres en penas de amor y que escriban cartas. Pero eso es un detalle de la historia.De hecho,el “Club di Giuletta” existe realmente, es un club de voluntarias que contestan a las cartas en todos los idiomas. El libro, del cual se adaptó la novelas, escrito por las hermanas Lise y Ceil Friedman, es una recopilación de cartas verdaderas.
Lo que queda, es que, Verona, Siena, los paisajes de Toscana son una maravilla. Y quien no guarda en el fondo de su corazón el recuerdo de un amor de juventud y la pregunta “¿Y si hubiera….?”
Sabemos desde el principio que Julieta, perdón Sophie (Amanda Seyfried) y su prometido Víctor (Gabriel García-Bernal) están destinados a separarse. Porque suponemos que ella va a encontrar el amor en Verona. También sabemos, porque es una comedia romántica estadounidense, que los que se odian al principio van a terminar enamorados.
La película cae en todos los clichés que están de moda: el susodicho Víctor es un chef que va a abrir su restaurante italiano en Nueva-York; ella es una periodista, graduada de una gran universidad, que sueña con escribir pero no se lanza porque es muy perfeccionista.(eso dice ella) Llega un joven ingles bien educado y estirado, con su abuela (Vanessa Redgrave) que abandonó al amor de su juventud y vuelve a Verona a buscarlo. Obviamente, después de topar con una decena de hombres de su edad que no son el Lorenzo que busca, lo encontrará en el ultimo lugar donde se detendrán antes devolver cada quien a su vida normal. El no la ha olvidado, el es viudo, ella es viuda. Suenen las campanas de matrimonio. Lo joven se separará de su chef que prefiere catar vinos a leer el artículo de su amada. Y en la boda de Claire, después de un quiproquo hecho para mantener el suspenso y hacer suspirar al público, se besaran sobre la hierba.
Todo muy simplón y cursi.
Una idea interesante: el grupo de mujeres que contestan todas las cartas que las mujeres en penas de amor dejan en el muro de la casa de Julieta (la verdadera, la que vivió en Verona). Aunque uno se puede preguntar como logran contestar todas las cartas. Y si no hay hombres en penas de amor y que escriban cartas. Pero eso es un detalle de la historia.De hecho,el “Club di Giuletta” existe realmente, es un club de voluntarias que contestan a las cartas en todos los idiomas. El libro, del cual se adaptó la novelas, escrito por las hermanas Lise y Ceil Friedman, es una recopilación de cartas verdaderas.
Lo que queda, es que, Verona, Siena, los paisajes de Toscana son una maravilla. Y quien no guarda en el fondo de su corazón el recuerdo de un amor de juventud y la pregunta “¿Y si hubiera….?”
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