Ganadora de diez premios de la Academia Nipona de Cine, y del Oscar a la Mejor Película Extranjera de 2009.
Ficha IMBD
Un joven violonchelista, quien toca en una orquesta en Tokio, se queda sin trabajo cuando ésta es disuelta por problemas economista. Decide volver a la provincia donde su mama le dejó su casa al morir. Encuentra un trabajo bien pagado en una agencia de “partidas”.
Una trama muy simple, hasta simplista según dos líneas. Primero, la vuelta a los orígenes y el enojo contra el padre. La secunda es representada por el conflicto con los demás que no aceptan su nueva profesión. De ahí el conflicto matrimonial terminando en la separación de la esposa.
Cada una se va a resolver de una forma muy esperada. La primera lleva a una reconciliación con los lugares y los hábitos (tocar el cello de niño, vivir en la casa de la madre, escuchar los discos del padre) del pasado y se acabará con el reencuentro con el padre, la comprensión y el perdón.
La secunda se resuelve cuando la mujer vuelve embarazada, asiste a un ritual funerario y acepta la profesión del esposo.
La película tiene notas humorísticas como, desde la primera secuencia, la delicada situación con el cadáver femenino que tiene ciertas características masculinas. Situación resuelta con ligereza y, de parte del Sr Sasaki con delicadeza y respeto: “Desean un maquillaje de hombre o de mujer?”
O en el primer día de trabajo de Daigo, la filmación del video donde el sirve de modelo, o sea de muerto. La espuma para rasurar le tapa la nariz, estornuda cuando lo rasuran, lo cortan y pega los gritos al cielo, perdiendo totalmente su papel de muerto.
Obviamente, en esta película se muestra la importancia de la espiritualidad, de los ritos, y como éstos llevan a la familia a expresar su estado de ánimo: enojo, amor, felicidad, complicidad, amor. Pero también se enseña la tranquilidad y la armonía que pueden dar placeres sencillos : cuidar las plantas, observar la flor del cactus, disfrutar de una buena comida, preparada y dispuesta por uno mismo, o simplemente comprada pero compartida con amigos, de un baño caliente, cuando el agua se calentó con leña y tiene la suavidad perfecta.
Es una película sobre la aceptación, de si, de los demás, del destino, de las elecciones de los demás.
El una película que toca al espectador por la emoción de los rituales, más no por la forma de la película, por lo que presenta, más no por la forma en la cual lo presenta. No hay una belleza especial en las imágenes. Inclusive algunas tomas son bastante absurdas y falsamente poéticas, como la visión repetida del joven tocando el cello en pleno campo.
Uno sale conmovido, pero al cabo de algunos minutos, no queda gran cosa. O tal vez las ganas de asistir a un ritual semejante.
Un joven violonchelista, quien toca en una orquesta en Tokio, se queda sin trabajo cuando ésta es disuelta por problemas economista. Decide volver a la provincia donde su mama le dejó su casa al morir. Encuentra un trabajo bien pagado en una agencia de “partidas”.
Una trama muy simple, hasta simplista según dos líneas. Primero, la vuelta a los orígenes y el enojo contra el padre. La secunda es representada por el conflicto con los demás que no aceptan su nueva profesión. De ahí el conflicto matrimonial terminando en la separación de la esposa.
Cada una se va a resolver de una forma muy esperada. La primera lleva a una reconciliación con los lugares y los hábitos (tocar el cello de niño, vivir en la casa de la madre, escuchar los discos del padre) del pasado y se acabará con el reencuentro con el padre, la comprensión y el perdón.
La secunda se resuelve cuando la mujer vuelve embarazada, asiste a un ritual funerario y acepta la profesión del esposo.
La película tiene notas humorísticas como, desde la primera secuencia, la delicada situación con el cadáver femenino que tiene ciertas características masculinas. Situación resuelta con ligereza y, de parte del Sr Sasaki con delicadeza y respeto: “Desean un maquillaje de hombre o de mujer?”
O en el primer día de trabajo de Daigo, la filmación del video donde el sirve de modelo, o sea de muerto. La espuma para rasurar le tapa la nariz, estornuda cuando lo rasuran, lo cortan y pega los gritos al cielo, perdiendo totalmente su papel de muerto.
Obviamente, en esta película se muestra la importancia de la espiritualidad, de los ritos, y como éstos llevan a la familia a expresar su estado de ánimo: enojo, amor, felicidad, complicidad, amor. Pero también se enseña la tranquilidad y la armonía que pueden dar placeres sencillos : cuidar las plantas, observar la flor del cactus, disfrutar de una buena comida, preparada y dispuesta por uno mismo, o simplemente comprada pero compartida con amigos, de un baño caliente, cuando el agua se calentó con leña y tiene la suavidad perfecta.
Es una película sobre la aceptación, de si, de los demás, del destino, de las elecciones de los demás.
El una película que toca al espectador por la emoción de los rituales, más no por la forma de la película, por lo que presenta, más no por la forma en la cual lo presenta. No hay una belleza especial en las imágenes. Inclusive algunas tomas son bastante absurdas y falsamente poéticas, como la visión repetida del joven tocando el cello en pleno campo.
Uno sale conmovido, pero al cabo de algunos minutos, no queda gran cosa. O tal vez las ganas de asistir a un ritual semejante.
No comments:
Post a Comment