Inspirada de la novela homónima de E. Zola. Un gran realizador francés de los años 40-50. Grandes actores. Pero falta algo.
Ficha IMBD
Lo que le falta a la película es nada más y nada menos que originalidad.
Es una muy buena película romántica sobre dos amantes malditos, cuya pasión adúltera los lleva a eliminar al esposo, hijo consentido y enfermizo de su mama. Untestigo del crimen, ex soldado, maltratado por la vida y la guerra en Japón los chantajea.
El ritmo es un poco lento, tomando el tiempo de insistir en los intercambios de miradas, haciendo planos fijos largos en los momentos claves para cada personaje, y dándoles a los actores la posibilidad de lucirse. Soñadora como Thérèse, se detiene a contemplar las calles de Lyon o las aguas del Río Ródano.
Además de cambiar la época de la ficción, ý hacerla contemporánea a la filmación, Carné cambió totalmente la tonalidad, creando un drama sentimental. Thérèse es victima de su infancia en casa de su tía, es ingenua, nunca supo mentir, y se deja llevar por el amor de Laurent.
El fatalismo domina : los que no deben ser felices nunca lo serán, aun si deciden tomar sus destinos entre sus manos. Huir, matar, chantajear, nada funciona. Al final, suena la hora, se oyen la sirena de la policía. No hay escapatoria.
Zola también era fatalista, determinista. Pero con mucho más talento. La novela da para una cinta de terror, con luces y sombras, alucinaciones, un gato que habla, un retrato que anticipa el crimen, y una vieja muerta por fuera, pero tan viva por dentro. Con máscaras de hipocresía, indispensables para sobrevivir. Y el final aterrador cuando los dos, ya casados, devastados por los miedos ( no por el remordimiento) , sin poder ya soportar la vida ni la presencia del otro, prefieren tomar juntos el veneno, bajo la mirada por fin satisfecha de la vieja.
Zola no hace concesiones. Carne sí : a los sentimientos.
Ficha IMBD
Lo que le falta a la película es nada más y nada menos que originalidad.
Es una muy buena película romántica sobre dos amantes malditos, cuya pasión adúltera los lleva a eliminar al esposo, hijo consentido y enfermizo de su mama. Untestigo del crimen, ex soldado, maltratado por la vida y la guerra en Japón los chantajea.
El ritmo es un poco lento, tomando el tiempo de insistir en los intercambios de miradas, haciendo planos fijos largos en los momentos claves para cada personaje, y dándoles a los actores la posibilidad de lucirse. Soñadora como Thérèse, se detiene a contemplar las calles de Lyon o las aguas del Río Ródano.
Además de cambiar la época de la ficción, ý hacerla contemporánea a la filmación, Carné cambió totalmente la tonalidad, creando un drama sentimental. Thérèse es victima de su infancia en casa de su tía, es ingenua, nunca supo mentir, y se deja llevar por el amor de Laurent.
El fatalismo domina : los que no deben ser felices nunca lo serán, aun si deciden tomar sus destinos entre sus manos. Huir, matar, chantajear, nada funciona. Al final, suena la hora, se oyen la sirena de la policía. No hay escapatoria.
Zola también era fatalista, determinista. Pero con mucho más talento. La novela da para una cinta de terror, con luces y sombras, alucinaciones, un gato que habla, un retrato que anticipa el crimen, y una vieja muerta por fuera, pero tan viva por dentro. Con máscaras de hipocresía, indispensables para sobrevivir. Y el final aterrador cuando los dos, ya casados, devastados por los miedos ( no por el remordimiento) , sin poder ya soportar la vida ni la presencia del otro, prefieren tomar juntos el veneno, bajo la mirada por fin satisfecha de la vieja.
Zola no hace concesiones. Carne sí : a los sentimientos.
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