Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, May 24, 2010

Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (Stanley Kubrick, 1964) – 7.5/10

El absurdo de la Guerra fría es llevado al máximo en esta sátira de Stanley Kubrick. Mi problema con Kubrick radica en que, en lo poco que he visto del señor, al final siempre acaba siendo demasiado explicito en sus intenciones. Pero en Dr. Strangelove eso no es un problema. Cada personaje, cada situación, cada dialogo es una hipérbole llevada al extremo. Funciona perfecto.

La ficha IMDB está aquí.

En plena guerra fría el general Jack Ripper (Sterlign Hayden), rara vez ha habido mejor ocasión de usar el término, se deschaveta. Preocupado por los intentos comunistas por corromper los “valiosos líquidos vitales” decide dar la orden a sus bombarderos de lanzar bombas nucleares en Rusia. El plan de acción de los EU es tal, que solo un código que solo él conoce puede detener el ataque. Mientras el presidente (Peter Sellers) intenta encontrar una solución, el embajador ruso (Peter Bull) le informa que Rusia tiene un “Doomsday Device” – ante cualquier ataque nuclear básicamente el mundo será destruido. Así, el Dr. Strangelove (Sellers) intenta encontrar una solución, y Lionel Mandrake (Sellers otra vez) intenta convencer a Ripper de detener el ataque.

Sellers en sus tres papeles, Hayden como el general maniático que lanza el ataque y George C. Scott como el General Turgidson, responsable de reportar la situación al presidente, logran una actuación tan exagerada y caricatural que francamente es imposible parar de reír cada vez que uno de ellos está en la pantalla. Quizás aquel que tiene el menor brillo es precisamente el Dr. Strangelove. La necesidad de este personaje no me queda del todo clara y la personificación de Sellers es caricatural sí, pero se resiente la falta de propósito del personaje.

El guion es excelente en no perder ninguna ocasión para burlarse de todo y todos, entre el líder ruso ebrio al teléfono, el piloto del bombardero que se pone su sombrero de vaquero para el ataque y los geniales diálogos del general Turgidson. Momentos sin duda inolvidables son la solución del Dr. Strangelove cuando la detonación del Doomsday Device es inevitable: ocultarse bajo tierra durante el tiempo suficiente para que los efectos de la radiación desaparezcan…solo un ratito pues; pero con el beneficio de una relación entre el número de hombres y mujeres bastante ventajosa para el género masculino. También es excelente la escena de Mandrake buscando cambio para llamar al presidente. O el “You can’t fight here, this is the war room” del president

Dr. Strangelove logra su propósito sin duda al ridiculizar por complete la situación y a todos los personajes. Una caricatura llevada al extremo, con una buena idea detrás.

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