Una película de culto, por la dirección del maestro del suspenso, pero también por la adaptación de una novela extraordinaria.
Ficha de investigación
El guión es adaptado de una novela francesa, escrita por el famoso par de escritores Boileau-Narcejac, a quien se le debe también “ La que ya no vivía”, adaptada en 1954 por H-G Clouzot para hacer “Diabólicas”, copiada en 1996 por J. Chechik “Diabolique” con Sharon Stone y Isabelle Adjani.
En la novela, la atención se concentra en el punto de vista del hombre, un policía fracasado, quien queda fascinado por la mujer a la que tiene que vigilar sobre ordenes del esposo preocupado. La elegancia y al expresión ausente, como viviendo en otro mundo, de la mujer, lo atrapa. Se enamora perdidamente de elle y se siente culpable cuando la ve suicidarse, lo que reaviva sus sentimientos de culpa después de la muerte del colega que dejó caer de un techo en una persecución, tetanizado por la acrofobia. Al ver, cuatro años después, por asar, a la mujer, la sigue, la hostiga, la transforma hasta que ella confiese que es la misma Madeleine.
El texto escrito permite entrar a los miedos, las obsesiones, los remordimientos y tormentos del protagonista, hombre poseído por el miedo a la muerte.( de ahí su fascinación hacia la que le parece volver “de entre los muertos” según el subtitulo de la novela). El relato fílmico obliga al uso de un personaje exterior, la amiga y novia eterna Midge para que las conversaciones expresen en voz alta lo que es voz interior en la novela. De la misma forma se recurre al ardid de una carta de confesión, que escribe Judy a Scottie cuando decide irse. Al cambiar de opinión, la deshecha, y eso pone el espectador en la posisción de saber más que el personaje. De ahí el suspenso, tal como lo definía Hitchcock: el espectador sabe mas y espera el momento en que el protagonista entenderá por fin.
Otro forma en que Hitchcock nos hace entrar al conocimiento mas profundo de su personaje es por el uso de símbolos, en particular sexuales, que nos dan a ver la impotencia de Scottie (la Torre Coit, los juegos con el bastón en la primera escena con Midge, los sequioas gigantes, siempre vigorosos.
La figura de la espiral, presente desde los créditos, y perceptible en el chongo de Madeleine, en la escalera de caracol, y que nos golpea en el travelling compensado (travelling hacia adelante y zoom hacia atrás) del campanario, nos lleva a hundirnos en la profundidad del inconsciente. La espiral es un motivo hipnotizante, pero es también la forma de volver sobre sus pasos, en el espacio o en el tiempo, sin pasar exactamente al mismo lugar. El circuito del ramo de flores, punto de partida de trazo de la cámara, hasta el ramo de la mujer en la pintura (Carlota Valdez, la bisabuela de Madeleine), hasta el chongo de la mujer en la pintura, hasta el chongo de Madeleine. Una cámara muy explicativa, siguiente el camino de las asociaciones, como en el sicoanálisis (ciencia que Hitchcock usará en varias de sus películas (“La casa del Doctor Edwards “ - 1945 por ejemplo, con el sueño diseñad0 por Salvador Dali, o “Marnie” -1964)
Y cuando, al final de la película, el protagonista logra dominar su miedo, subir la escalera con Madeleine-Judy, para ponerla en el lugar de su crimen, al sacudirla, el chongo se suelta. La verdad aparece, el miedo desaparece. Los símbolos ya no tienen razón de ser.
Una película para ver, y volver a ver.
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